“Sentados bajo un árbol pippala, sobre un cojín de hierba kusa, el joven discípulo preguntó al yogui - Maestro, muchas veces me ha hablado de la Presencia Plena, pero ¿por qué es tan importante la Consciencia del Presente? – Cierra los ojos, hijo mío, y siente… busca primero la mirada del corazón. Sentirás el aire tocando tu rostro, trayéndote los aromas de la selva, meciendo tu pelo. ¿De dónde vendrá y hacia dónde irá? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Quizás haya tocado el cuerpo de algún santo, o haya visto guerras que sería mejor olvidar… pero ahora ha llegado hasta nosotros y seguirá su camino hacia la inmensidad. Ves, hijo mío, ese soplo de aire que se ha marchado jamás regresará. La historia que has dejado escapar, jamás la volverás a encontrar, porque no has estado atento, porque no has querido escuchar. Siente ahora los rayos del sol que acarician tu cuerpo. Han surcado miles de kilómetros a través del cosmos para bendecirte, te traen la fuerza del sol. Pero para quien está distraído de su vida, de los milagros que suceden a su alrededor, tan solo es pura nada y no le dan el menor valor. ¿Oyes el rumor del río? Ha bajado de las altas cumbres de las grandes montañas de picos nevados, ha navegado entre paisajes idílicos que el hombre tan solo puede soñar, trae consigo el frescor de las nieves perpetuas, la esencia de la paz, el rumor de la calma y de la serenidad. Escucha su canto, hijo de buena familia, mañana no lo oirás. Y ese ruiseñor que trina entre los árboles, clamando alabanzas a su Creador. Su canción sólo dura unos segundos, un instante en el tiempo, el momento de su inspiración. La mariposa que ha pasado frente a ti, y la araña que ha tejido su sedal tras nosotros, y la forma de las nubes, dibujando siluetas en el lienzo del Señor. La vida es demasiado bella para pasarla durmiendo, debes abrir los ojos y despertar. Sé consciente de toda esta belleza. Estate presente aquí y ahora, porque este instante nunca se repetirá. El mañana traerá otro viento, otro río, otro sol, otros aromas de santidad. ¡Este momento en el tiempo es increíble, no lo dejes marchar! Y, nosotros, los de hoy, no somos los mismos que han pasado, ni los mismos que vendrán. Sólo tenemos un instante para fundirnos con la Eternidad… Por eso es tan importante el hoy, porque en el ayer no vivimos y el mañana no nos tocará. Dios es Uno, nosotros somos Uno, el instante es Uno, el dos no existe, ni existirá. Comprende bien lo que te digo porque nunca más lo oirás.”