"Cuando estuve en
Israel me contaron que, hace mucho tiempo, una mujer se quedó embarazada de
gemelos. Uno de los bebes, dentro del vientre de su madre, le preguntó al otro:
- Hermano, ¿tú crees que hay vida después
del nacimiento? - ¡Por supuesto! – Dijo el pequeño – Y además estoy seguro de que todo esto es tan solo una preparación para
lo que vendrá después - ¡Yo no estoy tan seguro! – Dijo el primero - Quizás cuando salgamos de aquí, todo habrá
terminado - ¡Te equivocas hermanito! Yo creo que fuera hay un mundo lleno de luz, de altas montañas, de mares
inmensos, de llanuras ondulantes, de jardines frondosos, de arroyos limpios, de
un cielo plagado de estrellas y de un sol cegador. Creo que fuera podremos
comer con nuestras bocas y correr con nuestras propias piernas, y tal vez
desarrollemos sentidos que ahora no conocemos… - Pero el otro contestó: - ¡Eso es imposible! ¿Comer con la boca? Para
eso tenemos el cordón umbilical. Además, si hubiera vida después del parto,
¿por qué nadie ha regresado para contárnoslo? Yo creo que, después del parto,
no hay nada más - ¡Ay, hermanito, no tienes fe! Yo creo que, cuando salgamos de
aquí, nos reuniremos con mamá, y ella nos cuidará - ¿Mamá? – Dijo el primer
hermano con desdén - Si mamá es real
¿dónde está ahora? – Estamos dentro de ella – dijo el otro - Ella nos nutre y nos alimenta. Todo a
nuestro alrededor es mamá. Incluso tú y yo también somos ella - ¡Lo siento
hermanito, pero yo no puedo verla, así que no creo en mamá! - Escucha – dijo
por último el pequeño – Si guardas
silencio, a veces puedes oír su canto desde allá arriba. Solo tienes que
buscarla, porque creer es buscar…" 50 CUENTOS UNIVERSALES PARA SANAR TU VIDA