viernes, 26 de octubre de 2018

JESÚS NO ERA CRISTIANO. Una biografía no autorizada del Mesías de Nazaret.



Hace mucho tiempo vivió un hombre que, después de haberse pasado más de veinte años en reclusión, orando y estudiando las Sagradas Escrituras, nada más salir de su retiro escribió un libro que tituló: "Jesús no era Cristiano." Poco a poco, el hombre fue cobrando fama y empezó a impartir charlas y seminarios sobre su obra. Los ateos lo tenían como una figura de prestigio, mientras para los creyentes se había convertido en una auténtica vergüenza. Entonces algo muy raro comenzó a suceder. Los descreídos que leían su obra, se hacían creyentes; y los creyentes que conseguían acabarla, se reafirmaban aún más en su fe. De alguna manera, aquel hombre sacrificó su imagen personal para presentarle al mundo a un Jesús desconocido hasta entonces...



“No te enfades, oh Dios mío, si los sábados en Jerusalén te llamo Yahvé. Los viernes en La Mecca, Allah. Los domingos en Nazareth te vea en el rostro de Jesús. Durante el Diwali, en Benarés, cante tu nombre, oh Shiva. Y en Amritsar te llame Wahegurú. Bien sabes que no te puedo traicionar porque te veo en todas partes y para mí eres uno y el mismo... aunque me dirija a ti por distintos nombres.” Manuel Fernández Muñoz


http://www.editorialguanteblanco.com/publicaciones/jesus-no-era-cristiano-una-biografia-no-autorizada-de-jesus-de-nazaret/ 

lunes, 20 de agosto de 2018

Una experiencia sagrada

Como sabéis, hace ahora nueve meses que volví de Etiopía. Allí me encontré con escenas que difícilmente podré olvidar. Lecciones de vida impagables que si no vives en primera persona, serán difíciles de comprender. No obstante, intentaré explicarme... Recuerdo que uno de los últimos días en Lalibela - una de las dos ciudades sagradas del cristianismo etíope - pasé delante de un hombre que vendía recuerdos y baratijas sentado en una silla plegable a la vera del camino, las cuales tallaba con sus propias manos. Su sonrisa me invitó a pararme y a curiosear entre su mercancía, más por el deseo de ayudarle que por el interés en lo que ofrecía. No obstante, y sin saber todavía cómo ocurrió, el hombre me llevó a su casa: una choza redonda hecha de adobe, con el techo de ramas, que se encontraba a pocos metros detrás de él. Allí descubrí a su familia, la cual se componía de tres personas: su esposa; su hija - una niña pequeña vestida con un desgastado trajecito rosa - y a una mujer anciana que posiblemente sería la madre de él o de ella. A su alrededor se extendían unos camastros sobre el suelo y un puchero de café especiado con cardamomo que amablemente me invitaron a probar. Fue en ese lugar, entre moscas, chinches, pulgas y miseria, donde la sonrisa de una familia hizo que mi corazón se encogiera y que la vida volviera a mi desgastada alma. Mirando a sus ojos humildes y bondadosos, me di cuenta de que el más pobre de todos los que estabamos allí era yo. Ellos se tenían los unos a los otros. Yo, sin embargo, ¿qué tenía? Mis seres queridos estaban a miles de kilómetros de mí. Fue en una pequeña choza de Etiopía donde comprendí el valor de la familia, y que la felicidad no se encuentra en acumular cosas, sino en cuidar de la gente que te quiere... un amor que también incluye el perdón. Cuando salí de aquella cabaña, compré una cruz tallada a mano por mi nuevo amigo y regresé al hotel. Una cruz que, cada vez que la miro, me recuerda que a veces hay que viajar muy lejos para aprender a valorar las cosas que tenemos más cerca. Construir una familia no es fácil. Hay que superar muchos obstáculos, pero estoy convencido que al final, si todos queremos, merecerá la pena. Te envío aquella cruz para que, cuando pienses que todo está perdido, o que una riña puede separate de tus seres queridos, recuerdes que hay algo sagrado en la familia por lo que merece la pena pelear. Por favor, no te rindas. 

Manuel Fernández Muñoz


miércoles, 18 de abril de 2018

EL GRIAL DE LA ALIANZA

¡Ya a la venta mi nuevo libro!

La búsqueda del Arca de la Alianza nos llevará por medio mundo, siguiendo los propios pasos del autor, en un viaje sin retorno. En él descubriremos pruebas de la huida del pueblo hebreo de la tierra de Gosen y del origen egipcio de Moisés. Recorreremos Tierra Santa en busca de las dos Arcas, la que contenía las tablas rotas por Moisés, tras su regreso del Monte Sinaí, y la que contenía las definitivas, siguiendo el camino de ambas a lo largo del tiempo. Descubriremos las huellas de los caballeros templarios en las iglesias rupestres de Lalibela y la posibilidad de que trajeran a Europa una copia del relicario que contenía las tablas rotas por Moisés, relicario al que llamaron Santo Grial. Finalmente, todo este viaje nos conducirá a desvelar el Nombre Secreto de Dios, que se convertirá en el argumento principal de esta aventura, y con el que podríamos estar reescribiendo la Historia.

«Desde tiempos inmemoriales, hombres y mujeres de toda condición y creencias han buscado los objetos más sagrados de la tradición hebrea por diferentes razones: unos por poder, otros por dinero y muchos movidos por la fe. Este libro responde también al llamado de esa aventura, poniendo a disposición del lector toda la información que he encontrado en mis numerosos viajes a través de los diferentes países del Libro en pos de la consecución de un sueño. A diferencia de otros, yo emprendí esta búsqueda porque soy un soñador, pero lo que no podía imaginar cuando comencé mi viaje es que, al final, conseguiría encontrar lo que andaba buscando y que podría traer a nuestros días la solución a un misterio que lleva oculto más de tres mil años»
. Manuel Fernández Muñoz