martes, 8 de noviembre de 2011

La Ignorancia del Fanatismo

En cierta ocasión un ángel, disfrazado de monje hinduista, pasó por delante de una mezquita y sintió curiosidad. Al asomarse a la puerta, algunos de los que se encontraban dentro le gritaron y amenazaron con golpearle si no se marchaba pues el Islam, como casi todas las religiones, prohíbe que los fieles de otras ideologías pisen sus lugares de culto. Sin decir nada, el ángel se dio la vuelta y se marchó. Pero al pasar junto a un derviche ciego, el hombre reconoció al Espíritu del Señor en aquella criatura, lo llamó a gritos y cogiéndolo del brazo, condujo al ángel hasta su casa donde comieron y conversaron, despidiéndose después quedándose el anciano muy feliz y contento.





Los que se encontraban en la mezquita, que habían visto la escena, creyendo que el ciego no sabía que el extranjero no era musulmán, se llegaron a su casa al día siguiente y le recriminaron lo sucedido, a lo que el derviche contestó:



- Las almas débiles y poco desarrolladas no tienen otra manera de amar más que odiando todo lo que les es ajeno. Este instinto es similar al del perro que protege la propiedad de su amo contra los intrusos. Solamente que el instinto canino es mejor que el de vosotros, toda vez que el perro jamás toma a su amo como enemigo, ni a su hermano como forastero, aunque venga éste disfrazado con cualquier otra vestimenta.



Los hombres, que no entendieron lo que el anciano acababa de decirles, se marcharon burlándose de él.


Extracto de mi último libro:


"Cuentos para Aprender a Meditar"