Cruzando
el desierto, en un lugar secreto, se reúnen para Recordar. La noche
marroquí es fresca. Dentro de la jaima se puede oír el rumor de los
grillos. El olor del té con hierbabuena se mezcla con el perfume
almizcleño del incienso. De repente alguien canta llamando a hombres y
ángeles a la oración. Su voz es triste. La melodía traspasa el alma y
hace enmudecer al corazón. ¡Dios es el Más Grande
!
En un momento se forman las hileras y los derviches se postran ante la
Inmensidad. Después, como fantasmas, algunos bailan igual que juncos y
otros giran sobre sus pies. La música del ney suena como el lamento del
espíritu que grita por la Separación de Su Señor. Aparecen las lágrimas
bajo los gorros de los danzantes. ¡Dios es la Más Grande! ¿Quién soy? Me
pregunto. Los sencillos instrumentos de cuerda se acompasan con la
poesía de los Enamorados y el ritmo de los timbales. Alguien grita al
viento su pena y su dolor. Ya no hay respuestas, ya no hay preguntas.
Todo gira en torno a Él. Algo me arrebata la razón y me tira al suelo.
Oh, mi corazón, mi corazón. Después, el Amor me eleva. Siento la
necesidad de pedir perdón ¡Dios es el Más Grande! Ya no hay nada más que
decir. Todo se ha desvanecido, todo cambia excepto Allah. Los derviches
se van retirando y vuelve el silencio a la habitación. Los ángeles
siguen cantando; dos no puede haber. Alguien se fija en mí. ¿De dónde
vienes, extranjero? De Dios, contesté.
Extracto de mi último libro: “Busca dentro, si puedes, no fuera”
Extracto de mi último libro: “Busca dentro, si puedes, no fuera”
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