martes, 24 de marzo de 2015

El Canto del Ney



"Le pregunté al ney: - ¿de qué te lamentas? ¿cómo puedes gemir sin poseer lengua? - Y el ney me respondió: - Me han separado del cañaveral y ya no puedo vivir sin gemir y lamentarme -" Djalal al Din Rumi


"Un día el profeta Muhammad confió en privado a su primo Ali los secretos y misterios del Islam. El dolor por la separación de su alma con el Bienamado y el deseo de retornar a Él que quemaba sus entrañas. Al acabar, sin embargo, le advirtió que no divulgase nada de lo que le había confiado. Así, durante cuarenta días, Ali cumplió su promesa, hasta que no pudo más. Un día, arrastrado por su estado espiritual, por la profunda impresión que le habían causado las palabras del Profeta, desapareció en plena naturaleza hasta que, por azar, encontró un pozo. Ali introdujo entonces su cabeza en él y gritó a las entrañas de la tierra, uno por uno, los misterios transmitidos por Muhammad, aquellos que estaban más cargados de tristeza y de pena, aquellos que habían conseguido derretirle el alma. De esta manera, Ali se liberó de aquel peso interior, pero lo cierto es que, al cabo de unos días, pudo verse una larga y solitaria caña que empezó a crecer desde el interior del pozo. Un joven pastor que pasaba por allí la cortó y fabricó con ella un ney, del que empezó a extraer las más bellas melodías jamás oídas anteriormente. La fama del joven neyzan llegó a oídos del propio Profeta, quien mandó que le presentaran al músico. Así, cuando Muhammad le oyó tocar, con lágrimas en los ojos, afirmó: “Las notas de este ney son la interpretación de los misterios sagrados que le he transmitido a Ali. Veo en su triste canto el dolor de mi propia alma.” Aflāki

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