"Érase una vez, hace mucho tiempo, una
mujer que sufrió la pérdida repentina de su marido. Como habían estado toda la
vida juntos, ella pensaba que no podría hacer nada sin él, por lo que se pasaba
todo el día llorando sin parar. Cuando abría el armario, abrazaba la ropa
colgada se su marido sabiendo que ya nunca más se la volvería a ver puesta,
respirando el perfume que ya nunca más volvería a utilizar él.
Como no consiguió acostumbrarse a su
ausencia en la cama, al frío que dejó, ni a su espacio vacío en la mesa, a un solitario
plato, un día entró al templo y, de rodillas, suplicó a Dios que le mostrara
dónde estaba ahora su marido, si es que en el cielo, si es que en el infierno,
o si sencillamente había dejado de existir.
Así, esa misma noche, tuvo un sueño. Soñó que un ángel venía a su cama y acompañaba a su
alma hasta un lugar muy hermoso, un jardín de bellos colores donde cientos de
globos se elevaban por el cielo. Tan impresionada quedó la mujer ante lo que
estaba viendo, que quiso saber adónde iban todos esos globos. Entonces el
ángel, mirándola con dulzura, le dijo: - Viajan hasta Dios. Son las almas de
las personas buenas que han dejado ya sus cuerpos humanos. - Pero en ese
momento la mujer se dio cuenta de que había algunos globos que estaban sujetos
a la tierra por un cordel y le preguntó al ángel: - ¿Entonces los globos que
están sujetos son los de las almas que se han portado mal y no pueden llegar
hasta Dios? - ¡No! - respondió el ángel: - Son almas que están amarradas por el
sufrimiento de sus seres queridos, que no las dejan irse. Por tanto, se quedan
atrapadas aquí, sin poder subir al cielo, pero tampoco sin poder bajar a la
tierra, sufriendo porque sus familiares no las han sabido soltar. - Entonces,
ante aquellas palabras, la mujer no pudo contener las lágrimas, comprendiendo lo
que el ángel le estaba queriendo decir, e hizo el firme propósito de aceptar la
realidad y de superar el dolor de la pérdida, sabiendo que algún día su marido
y ella volverían a reunirse 'en la habitación de al lado' que es como llamaba
san Agustín a la otra vida. Y, justo en ese momento, un globo se soltó de su
cordel y subió hacia el cielo. Así, al ver esto, el ángel sonrió y ella
despertó del 'sueño'"
Escucha este cuento en nuestro programa "Espacio en Blanco", de Rne, en la sección "La Taberna del Derviche Blanco". Día 17/04/2016. 2ª Hora, a partir del minuto 41. Enlace abajo