Una de mis gurús, Mata Amritanandamayi, para enseñarnos a meditar, solía contarnos la siguiente historia:
Como el señor Shiva estaba todo el tiempo sumido en un supremo estado de unión mística y ensimismamiento con el Todo, su esposa Parvati, sintiendo en el alma el profundo dolor de la separación y el distanciamiento, le pidió a su marido que le mostrara la manera más rápida de llegar también ella a su mismo estado para así estar siempre unidos. Entonces el señor Shiva le dijo:
- Siéntate en la postura del loto, cierra los ojos, enciende la mirada interior y dime ¿qué ves?
– Estoy visualizando tu forma, mi señor. En mi mente te veo solo a ti – Dijo Parvati.
Entonces Shiva siguió: - ¡Muy bien! Ahora trasciende mi forma, ve un poco más adentro y dime qué ves.
– Ahora veo una luz cegadora, pero que no daña la vista - Dijo Parvati.
Y Shiva siguió: - ¡Estupendo! Ahora ve más allá de esa luz y dime qué ves.
– La sílaba OM, el Nombre más sagrado. Puedo sentirlo y vibrar con Él.
Y Shiva continuó: - Sumérgete aún más adentro de tu ser y dime qué ves.
Entonces Parvati alcanzó un silencio tan profundo que ya no pudo contestar a ninguna pregunta más. De esa manera se fundió en el silencio, diluyendo su individualidad y haciéndose una con su señor.
– Estoy visualizando tu forma, mi señor. En mi mente te veo solo a ti – Dijo Parvati.
Entonces Shiva siguió: - ¡Muy bien! Ahora trasciende mi forma, ve un poco más adentro y dime qué ves.
– Ahora veo una luz cegadora, pero que no daña la vista - Dijo Parvati.
Y Shiva siguió: - ¡Estupendo! Ahora ve más allá de esa luz y dime qué ves.
– La sílaba OM, el Nombre más sagrado. Puedo sentirlo y vibrar con Él.
Y Shiva continuó: - Sumérgete aún más adentro de tu ser y dime qué ves.
Entonces Parvati alcanzó un silencio tan profundo que ya no pudo contestar a ninguna pregunta más. De esa manera se fundió en el silencio, diluyendo su individualidad y haciéndose una con su señor.
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