jueves, 22 de enero de 2015

Las Uvas del Profeta (s.a.s.)



"Un día, un hombre muy pobre trajo un racimo de uvas al Profeta Muhammad como regalo y le dijo: - ¡Oh Profeta de Allah, por favor acepta este pequeño regalo de mi parte! - Al poder ofrecer su obsequio al Profeta, el rostro del hombre se iluminó porque era evidente que le amaba mucho y que apenas tenía medios para comer él mismo. Muhammad entonces le dio las gracias amablemente y probó las uvas. A medida que el Profeta iba comiendo uvas, el hombre lo miraba expectante. Así, el Profeta se comió una, luego se comió otra y poco a poco terminó todo el racimo él solo, haciendo gestos de agrado. El pobre hombre se puso muy contento y al cabo de un rato se fue. Los compañeros del Profeta que estaban a su alrededor se sorprendieron. Por lo general, Muhammad compartía con ellos todo lo que tenía, pero esta vez había sido diferente. Así, uno de ellos le preguntó respetuosamente - Oh Profeta de Allah ¿Cómo es que te has comido todas las uvas y no nos ofreciste a nosotros? - El Profeta sonrió y dijo; - Me comí yo todas la uvas porque estaban ácidas. Si les hubiera ofrecido a ustedes, podrían haber puesto mala cara y mostrado su disgusto. Eso habría herido los sentimientos de ese pobre hombre, así que me dije a mí mismo que mejor que me las comiera todas yo y así complacería al pobre hombre y no heriría sus sentimientos”. Tal era el carácter y la forma de ser de nuestro amado Profeta Muhammad (s.a.s.) 

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